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RENUNCIA AL AMOR

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La búsqueda intensiva del amor trae, como resultado, la ausencia del mismo

 

Después de mi divorcio caí en depresión severa, perdí la fe en el amor y todo mi mundo se derrumbó. Estaba sola, con un hijo de casi dos años y sin una fuerte red de apoyo, pues mi mamá era discapacitada y no podía ayudarme mucho.

Tres años pasaron lentamente y, con ellos, la soledad se hacía abismal. Salía a citas médicas cuando era necesario y a los eventos familiares del colegio de mi hijo que, eran muy desoladores, pues la ausencia de un padre se hacía más evidente para mi chiquitín.

 

Un día decidí encontrar de nuevo el amor y me registré en un par de aplicaciones de citas en línea y, después de un tiempo, descubrí algunas falencias que estas tenían. Ni corta ni perezosa, decidí crear mi propia aplicación de citas online – soy una “solucionadora” innata- y así, resolver esos problemas existentes y crear el ambiente perfecto para encontrar el amor.

 

Hice el estudio de mercado, que consistía en analizar la competencia. Me registré en todas las páginas existentes y hablaba con las personas que se interesaban en mi perfil, enfocándome en preguntarles que creían que le hacía falta a esa plataforma. Yo ya no estaba buscando el amor, yo estaba creando el universo perfecto para que esta vez, mi historia Disney, sí tuviera un final feliz.

Al estar encerrada en casa, yo quería un lugar digital donde pudiera interactuar mas cercanamente con las personas interesadas de una forma segura, por eso, quería crear escenarios virtuales donde pudiera ir a un bar, una discoteca, una café entre otros sitios, disfrazada con un avatar y que se asemejara lo más posible a la vida real. Fue todo un fracaso, pues en ese tiempo, no pude encontrar quién me desarrollara un software con esa descripción. Perdí mi dinero, mi tiempo y sobre todo la fe en encontrar el amor.

 

Sin saberlo, desde hace muchos años, he acudido al “renunciar”, obteniendo resultados catárticos para mi vida. Se da en esos momentos en la que única opción es rendirse porque las alternativas se han agotado y sencillamente no hay mas caminos y se siente como una derrota hacia la vida.

 

La primera vez que recuerdo haberme rendido fue recién terminada mi práctica profesional, después de mi graduación universitaria. Estaba sola, en la capital del país, sin trabajo y ya sin dinero. Había pagado la renta de ese último mes de mi diminuto apartamento y tenía para comer, a lo sumo,  una semana más. Llevaba unos tres meses yendo a entrevistas de trabajo, creyendo que me iban a dar el puesto pero la llamada nunca llegaba. Llegó el momento de una entrevista, la última a la que podía ir, pues ya no podía esperar mas tiempo, si no la obtenía, debía volver a la casa de mi madre, en mi ciudad natal donde las oportunidades para desarrollar mi carrera eran casi nulas, lo que para mí era un gran fracaso. Antes de ir a la entrevista fui a un lugar espiritual y me arrodillé, derrotada,  le expliqué a Dios que yo ya no podía hacer nada más, que ese era mi último cartucho pero si mi destino era volver a mi ciudad y vivir una vida sin progreso profesional, no tenía más alternativa que aceptarlo, ya no estaba en control. Fui a la entrevista y a las dos horas me llamaron para contratarme.

 

En un par ocasiones más se dieron sucesos similares, hasta la última vez que fue hace poco tiempo, pero que, al haber leído un libro que trata ese tema: “Dejar ir” del Dr. David R. Hawkins. Fue que entendí porque se habían dado esos milagros tan impactantes para mí. Tenía una situación médica que me tenía desesperada y ya había agotado todas las opciones, rendida y derrotada, fui donde mi guía espiritual y le dije que esa situación se había escapado de mi control, yo era un simple ser humano incapaz de modificarme de esa manera a mí misma y le entregué ese problema a Él. El milagro sucedió unos días después, donde se me mostró el camino exacto a la solución. En ese momento yo no recordé aquel libro que había leído hacía poco, después del milagro lo recordé y até cabos.

 

Después de analizarlo mucho, he concluido, que dejar ir no solo es tratar de olvidarse del tema, hacerlo a un ladito y ya, es mucho más complejo que eso y entenderlo, puede tomar tiempo. Dejar ir es una liberación total, quitarse de encima una responsabilidad por completo; es aceptar desde las entrañas que no se tiene control de nada y entrar en modo rendición.

 

Según mi experiencia, esa derrota total ante una energía superior – dependiendo de tus creencias , le da a la misma lo que le hacía falta para solucionar ese problema, pues tú, ya no vas estar nadando contra la marea y obstaculizando el camino, porque ya no es tu responsabilidad. Decirlo y hacerlo son dos cosas muy diferentes, pues sentirlo en lo profundo del alma no es nada fácil y en mi caso, se ha dado en los momentos mas difíciles de mi vida. Con esto no estoy diciendo que te tires en tu cama y no hagas nada, pues lo alimentos no caerán del cielo, a lo que me refiero, es que tu hagas tu parte sin esperar nada a cambio, porque nada depende de ti. Trabaja, estudia, sal con amigos, regístrate en lugares donde podrías encontrar el amor pero sin expectativas, sin el DESEO que las cosas resulten como quieres. Te repito, esto es realmente complejo.

 

Cuando ya estaba resignada a vivir sin el amor de una pareja, un tiempo después de haber abandonado el proyecto de la plataforma de citas en línea, me escribió un hombre, en una de esas plataformas a la que me había registrado para el estudio de mercadeo. En esa plataforma, no había gente de mi país al momento de mi registro, era la única colombiana y, al parecer él se registró un tiempo después por una publicidad que vio en inglés. Éramos los únicos colombianos en esa página en ese momento y, ahora, es mi esposo.

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